En la época medieval, se creía que los demonios esperaban junto a la cama del moribundo el momento propicio para arrebatarles el alma. Esto se conocía como “ars moriendi” (El Arte de Morir) y aparecía en muchos libros de madera del medioevo, a finales del siglo XV, mostrando la lucha entre los vicios (dudas religiosas) y las virtudes (certidumbre religiosa) en la mente del moribundo, así como la lucha externa entre las fuerzas del bien y del mal por apoderarse de su alma.
Ars Moriendi es una serie de ilustraciones más refinadas que aparecen en El Libro de Horas. Para teólogos y predicadores, la muerte era un asunto de recordación diaria, relacionada a las tareas de cada día.
La tradición de ars moriendi implicaba el tratamiento de la muerte como enemiga por un lado, y como portal a la inmortalidad por otro; realismo macabro (contemptus mundi) y a la muerte como ambas, medida de igualdad y de no-igualdad, pues la muerte no solamente nos hace iguales, sino que trata de diferente manera a diferentes clases sociales.
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