Historias de diseño gráfico

Otra triste historia de lo que sufrimos los estudiantes de diseño traída a ustedes por un aburrido Sr. Lado Brillante, lo escribí para una clase en compañia de Master of Hamsters, pero como no se ha decidido a postearlo lo haré yo:
Once de la noche, en la mesa, aparte de suficiente comida chatarra para un salón, hay cerca de treinta hojas tabloides que necesitan ser cortadas en dos a una medida exacta para formar nuestra entrega, que consiste en un libro sobre la paz en Japón (SIC), según el plan de trabajo tuvo que haber estado armado a las cinco, la historia de cómo llegamos a este punto es una sucesión de errores:
Luego de terminar los archivos lo siguiente era imprimirlos. Nuestro primer error fue haber consumido la mayoría del tiempo durante el armado (Nota: era la primera vez que haciamos diseño ediotorial, pero vaya que habiamos armado cajas, estudiantes de otras escuelas por favor burlense lo menos posible). Por consenso económico nuestra opción fue Office Max. Una característica del diseñador es que comúnmente no tiene idea de que es en lo que se mete, esta no fue la excepción pues éramos unos pobres e inocentes estudiantes de segundo semestre. Al llegar desde el comienzo tuvimos problemas; primero, demasiada gente dispuesta a quitarnos el tan preciado poco tiempo que teníamos; segundo, cuando finalmente llego nuestro turno pedimos la impresión en cartulina opalina a color, resultado: papel bond a color; regresamos para decir a quien nos atendía que no era lo que pedimos, volvió a imprimir, ¿segundo resultado? Opalina blanco y negro; nuevamente regresamos para reclamar, sin embargo esta vez no obtuvimos nada, esperamos alrededor de media hora y nunca llego la tan prometida asistencia así que finalmente decidimos retirarnos, claro, sin pagar impresión alguna, como debía ser, no pagar un trabajo no realizado. Se que debimos haber matado al tipo que nos atendió, pero ya les dije, teníamos poco tiempo. Una parada en otra impresora, otra hora imprimiendo, parada estratégica en el oxxo para provisiones (a.k.a desayuno, comida y cena atrasadas del día) y dando las once de la noche eso es lo hay delante de nosotros.
De eso ya un año, ahora estamos en cuarto semestre, en teoría conocemos más de los problemas de impresión a los que podríamos enfrentarnos, la lección básicamente sería un trágico: no confiar en quien te atiende, nunca y bajo ninguna circunstancia; claro que con el tiempo esperamos saber reconocer cuando un lugar tiene personal capaz de entendernos, sino lo que les decimos si lo que pedimos, y sobre todo si no lo tienen, que es lo más probable, poder nosotros como supuestos conocedores orientarlos y así obtener una buena impresión, a tiempo si es que se puede. Aunque siempre habrá errores. Y empleados de office max.

0 Alabanzas desproporcionadas: