El autobús que tenía que ir muy rápido


¿Cuándo abrieron esta pagina, qué fue lo primero que vieron?
Casi por instinto estoy seguro que me dirán que las imágenes, pero hagan memoria, primero distinguieron formas, eso es cierto, pero ¿y después? Se fueron al texto, talvez habrán leído el titulo y algunas palabras claves del contenido para después, ahora si, analizar las imágenes detenidamente.
Esto es lo que nos dice la teoría: cuando se baja una página, el usuario enfoca su atención en el centro de la ventana, sobre el cuerpo del texto y no en barras u otros elementos. El diseñador que se desvive por llenar de elementos un diseño (llámese web, cartel o volante) a la larga solo provoca que el público pierda el interés ante tanta información inútil, enfocándose en algo que le deje.
Se supone, como futuros diseñadores (hablo desde una perspectiva personal y de algunos compañeros de generación) deberíamos ser capaces de muchas cosas, entre otras, de tener alto criterio en terrenos que no conocemos, pues nunca faltará en el medio que nos encarguen un trabajo sobre un tema que desconocemos y entonces tengamos que recurrir a asesoría externa con la única garantía de que la otra persona sabe lo que dice.
Desgraciadamente eso no abunda por aquí (hablando solemnemente, el gremio del diseño), pero si el ego y las ganas de demostrar quien sabe más, aunque no sea cierto, la soberbia. La apatía también se disputa fuerte este sitio, pero de eso hablaremos después.
Otra de las cosas que caracterizan fuertemente a los diseñadores, tanto amateurs, pasantes, consolidados o patitos, es su pésimo uso del lenguaje escrito, la justificación siempre es la misma: yo utilizo el lenguaje visual, con eso basta para que se entienda.
Si yo salgo a la calle y de un lado llevo una hoja con una parte del Principito, y del otro una impresión de la Lata de Sopa Cambell’s de Andy Warhol, la mayoría de la gente captara mejor el mensaje expresado por Antoine Saint Exupéry que por el Maese Drella en su serigrafía. De ahí que no comprenda la terquedad de muchos de resistirse a un aprendizaje correcto de esta herramienta.
A pesar de decir que los seres humanos somos entes altamente visuales, los mensajes los seguimos captando mejor por escrito, pues a pesar de ser un medio totalmente subjetivo, no se presta, al menos no los textos publicitarios, a varias interpretaciones como lo podría hacer una imagen.
Esto se puede apreciar perfectamente en el diseño web, pues el usuario entra a una pagina interesado por el contenido no porque busquen un diseño visual cautivante, comparado con el mínimo que lo hace por esto u otros factores, aun lo que lo hacen por este medio buscan información de utilidad.
Todo esto también obedece al coeficiente intelectual. Cuando somos niños todo lo que hacemos, todo lo que queremos tocar es porque visualmente nos estimula. Con el paso del tiempo, y ganando inteligencia, el niño aprende signos abstractos, cosa de la cual siempre se ha jactado el hombre como muestra de su supremacía intelectual en comparación con otras especies de animales.
De esta forma podemos comprobar que aquellas personas que refutan que leer es un pasatiempo aburrido, que no hay nada que se pueda aprender, que los humanos seguimos siendo como aquel animal salvaje que solo persigue a su presa si ve que se mueve, que somos una especie visual, son las mismas más limitadas intelectualmente. Leer no solo sirve para aprender nuevas cosas, es un ejercicio mental, y por mucho, mejor que apagar el cerebro solo para ver la televisión. O en estos tiempos actuales, ver el monitor.
El titulo de este escrito viene de una línea dicha en un capitulo de los Simpsons, que se ha vuelto una broma entre compañeros sobre la gente que opina de temas que no conoce. A veces es mejor escuchar a los expertos.

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