Una luz que nunca se apagara

Explicar porque una banda se vuelve famosa es a veces algo difícil ¿Será la vocalista con escote y enseña-pierna?, ¿bastará con cambiar una silaba por una consonante en el nombre de tu banda?, ¿la empatía seguirá siendo suficiente?

Explicar por que dos personas comienzan a juntarse, a ser amigos, es algo casi imposible de hacer, en un momento dado las dos entran a una habitación y en determinado momento se sientan juntas, entonces aquellos que eran desconocidos se vuelven amigos del alma: soulmates never die, right? La habitación y sus invisibles paredes se vuelven algo que rodea a nuestros protagonistas, con el único fin de preservar esa unión.

En la primavera de mil novecientos ochenta y tres se da el debut radiofónico de The Smiths con el sencillo Hand in Glove, canción que aparte de mostrar referencias homosexuales, serviría de pauta para marcar el inicio de la banda que separaría lo que habría venido siendo el sonido synth pop por una música donde las guitarras volverían a marcar el protagonismo.

Una de las cosas que ayudan a fortalecer la amistad, en algún pronto punto llamada: “la cosa incomoda”; son las cosas en común, si te gustan los gatos, y a mi me gustan los gatos, es más probable que nos volvamos amigos y hablemos todo el día de gatos, pero en determinado momento, cuando la siempre presente e intangible apatía decide visualizarse, los intereses comunes solo sirven como eslabones.

Los roles estérales de la banda se lo llevaban el guitarrista Johnny Marr, el cual era un músico forjado a los tradicionales cánones de la música rock, cuidadoso y obsesivo en el estudio, sobretodo a la hora de grabar sus pistas de guitarra. Por la parte vocal, Morrisey, Moz, The Ganglord, The Mozzfather, aquel que declaro a todo el que tuviera un micrófono en la mano y señal para transmitir: meat is murder, así como su total entrega al celibato; estaba más emparentado con la poesía romántica de Oscar Wilde que con la entrega sexual de un Mick Jagger, rompiendo así con el bloque de cantantes tradicionales de rock, cosa no vista desde la adopción de Tom Verlaine de su nombre.

Es entonces cuando la amistad peligra. ¿Talvez nunca debimos habernos encontrado?, es al menos una pregunta muy recurrente durante este critico periodo, el oxigeno con el hidrogeno en una proporción bien definida crean agua, pero el oxigeno se puede combinar de muchas otras maneras con muchos mas elementos (en su mayoría, más complejos que el hidrogeno), entonces el celoso del hidrogeno no entenderá que el puede hacer lo mismo, mejor dicho: no querrá entender; ver siempre vistos como el binomio oxigeno-hidrogeno no es cosa que favorezca a las relaciones publicas.

Rápidamente, la banda logra colocarse como la más popular en el Reino Unido, pese a acciones tan absurdas como Morrisey declarando que toda la banda era vegetariana cuando ya habían sido fotografiados comiendo carne. La identificación que logran con su público es completa, una deprimida sociedad adolescente británica: así que te callaste, ¿cómo pudiste decirlo?, yo iba por las cosas en el camino equivocado, soy un humano y necesito ser amado, justo como todos los demás; es una sentencia que cualquiera, en un momento adolescente de frustración, pudo haber dicho: yo era feliz en la neblina de la hora feliz, pero el cielo sabe que soy miserable ahora, yo estaba buscando un trabajo y luego lo encontré, pero el cielo sabe que soy miserable ahora, en mi vida, ¿por qué di mi tiempo valioso?, ¿a la gente no le importaba si vivía o moría?; es algo que todos con un sentimiento de darse por vencido han experimentado, no importa que pase, soy miserable.



Es en este momento cuando la amistad corre más peligro, aun antes de limbo del poder no conocerse nunca. Las actividades que antes se realizaban con soltura juntos ya no lo serán mas, aún tales simples y banales como salir por una comida juntos, caminar en busca de diversión, compartir un taxi, es ahí cuando se notará ese increíble y silencioso espacio, cada uno recargado viendo por su ventana, con un espacio que a pesar de no ser mayor que el que ocupa cada uno, abarca una vida de distancia.

Es en el año de mil novecientos ochenta y siete, con la salida de su acoplado de lados b Louder than Bombs, pero llamado británicamente The World Won’t Listen, cuando se empiezan a incrementar las fricciones entre los lideres, Marr esta desesperado ante la insistencia de Morrisey de nueva búsqueda de caminos musicales, por su parte Morrisey esta celoso de las múltiples colaboraciones de Marr con distintos músicos. Pero el público no olvidará, más importante que las colaboraciones, la alineación, esta la empatía de saber que alguien en algún momento sintió lo mismo: Sácame esta noche, donde hay música y gente, quienes son jóvenes y vivos, sácame esta noche, llévame a donde sea, no me importa, no me importa, no me importa, manejando en tu auto, yo nunca, nunca quiero ir a casa, porqué no tengo una mas. Hay una luz que nunca se apagará.

Un día nuestros protagonistas se encontraran al azar por la calle, ese mismo azar que hizo estallar la partícula elemental en un gran y poderoso bang, con los ojos se dirán: yo te conozco de antes, entonces recordaran que en algún momento sintieron los mismo.

Marr fundó su propia banda, con la cual no ha hecho mucho, se le ha visto colaborando en repetidas ocasiones con Oasis, otra banda problemática de guitarras, y últimamente con Modest Mouse. Por su parte Morrisey le ha dado por vestirse de charro en alguna de sus presentaciones, cierto es que ha subido de peso, pero no ha perdido el tenor en su voz. Al parecer cantar sobre lo mucho que gusta de sus estadías en Italia es más reconfortante que recordar que lo más pronto que se pueden hacer las cosas es ahora.

2 Alabanzas desproporcionadas:

  Anónimo

10 de septiembre de 2007, 10:24 a.m.

Hace algun tiempo q leo lo q escribes, y la verdad... me tieenes flotando en un mundo del q no quiero irme, en el q no quiero morir, un mundo al q he llegado por ti, por tus letras y me siento cerca de la linea q separa la razón de la locuara. Mas no m importa porq si t leo vivo en cualquier parte

  Mauricio Mastache

6 de octubre de 2007, 12:04 p.m.

WOW tenemos la misma opinión...