El amor duele

Cuando era joven me gustaban las emociones fuertes: incitar a mis amigos a manejar a toda velocidad, faltarle el respeto a la autoridad, ver cine comercial y escuchar a Led Zeppelín. Ahora que soy un poco mayor poco a poco he movido mis intereses hacía algo más maduro, dicho de otra forma, como estoy más viejo soy más aburrido. Claro que sigo teniendo simpatía por el cine comercial, me sigue gustando burlarme de la autoridad, y dicho sea de paso de todo, ya casi no insito a mis amigos a romper las marca del sonido, pero lo siguen haciendo, lo que si, ya casi no escucho a Led Zeppelín.
Esta tarde ha sido diferente, con la certeza de que la doctora amante del Maharaji me mintió y estoy cada vez más cerca de la muerte (o de protagonizar mi propia versión de coma…lo siento, chiste local) he decidido hurgar un poco en mis años mozos.
Es cierto que el disco How the West Was Won no es tan viejo como para ser un disco de mi adolescencia, pero aún así estuvo presente al final de ella, ese turbulento ultimo año de preparatoria. Todos los viernes que salía temprano de clases me iba a mixup y escuchaba una canción diferente.
Antes, cuando cursaba el segundo año de la misma, una amiga me “regalo” (ósea, me presto y nunca se lo regrese) un respaldo de la recopilación del zeppelín de plomo, ante tanta melodía desenfrenada sustentadas en los tamborazos de Bonzo, una melodía en particular llamo mi atención, un blues en clave de sol (o al menos eso leí en algún lado) que hablaba sobre el amor perro de un proletariado común por su mujer, y como esto literalmente lo hacía enloquecer.
Since I’ve Been Living You no es solo una de mis canciones favoritas de la banda, si no por todos sus fanáticos, su versión en estudio esta plagada de misticismo, el eco de la batería y sobre todo del pedal del bombo es algo reconocible e imborrable, todo apoyado por las avanzadas y experimentales técnicas de grabación del jefe de la banda, Page.
La versión de la misma que aparece en el disco a pesar de no tener eso, cuenta con una agresividad y potencia casi desmesuradas. Desde el comienzo es obvio el ataque directo y guitarrazo de Jimmy Page, desde luego hay cambios, las líneas de teclado no se duelen tanto como en estudio, pero siguen fluyendo magníficamente, Robert Plant la canta con más pasión, pero omite el lastimero final en uno de los versos finales. Bonzo se escucha vivo.
Una vez cuando estaba por salir de la preparatoria, tuve que viajar con mi familia con motivo de una boda a una pequeña localidad que queda en el camino a Mérida por la carretera federal. Volvimos casi rozando la media noche, y en un momento determinado puse esa canción, mis mamá que en su mayoría esta acostumbrada a mi música solo alcanzo a preguntar, en la parte del lamento final de Plant, que por que gritaba ese hombre, “mamá, pues porque el amor duele”. El disco me lo compre casi un año después de que fue puesto a la venta, al salir de uno de mis primeros exámenes universitarios cuando ya vivía solo.

0 Alabanzas desproporcionadas: